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BREVE HISTORIA DE LA MASONERÍA

I. La Masonería operativa

En la baja edad media, los gremios de Franc-maçons -o masones libres, freemasons, en inglés- trabajaban construyendo catedrales,  puentes, castillos, ermitas, palacios y otras grandes obras. El nombre de este gremio alude al maso, un instrumento común en el trabajo de los artesanos. Los francmasones transitan libremente entre los feudos y no pertenecen a un Señor.

Canteros, escultores, albañiles, maestros, arquitectos, entre otros, se agrupaban para defender sus derechos y privilegios y, especialmente, para preservar en secreto sus conocimientos y técnicas provenientes de las tradiciones intelectuales de la época clásica, muchos de los cuales serían considerados heréticos por la institución clerical.

Los Francmasones se reúnen en sus los Talleres o Logias, construcciones temporales y adjuntas a la obra, para hablar, discutir y proyectar sus trabajos. Sus saberes se transmiten por medio de la enseñanza oral, a través de ritos simbólicos y alegorías morales.

II. La Masonería Especulativa

A partir del Renacimiento, los gremios de francmasones recibieron en sus Logias a personas ajenas a la construcción. De este modo, intelectuales, científicos y artistas comenzaron a frecuentar a las reuniones masónicas, para sus compartir conocimientos y cultivar sus intelectos. Si bien durante los siglos pasados, los gremios contaban con la influencia de diferentes escuelas filosóficas e iniciáticas de la antigüedad, la presencia de matemáticos, pintores, músicos, filósofos, literatos y nobles que se unieron a la fraternidad, enriquecieron sus ritos y ampliaron el universo simbólico de la masonería.

III. Los Orígenes de la Masonería moderna

El 24 de marzo de 1717, en la taberna Goose and Gridiron Ale House, cerca del cementerio de St. Paul en Londres, se reúnen por primera vez cuatro Logias de la ciudad: «Goose and Gridiron» , “Queen’s Head», “Apple tree” y “Rummer and Grapes”, con el animo de asociarse. Estas Logias, esencialmente masculinas, toman sus nombres de las Ale-House, lugares donde se reunían,  los cuales son frecuentados principalmente por obreros y trabajadores.

Poco tiempo después, en enero de 1723, James Anderson y Jean Théophile Désaguliers publicaron un documento que constituyó la primera constitución masónica. Esta primera constitución afirma las bases administrativas de la masonería, dictamina protocolos y códigos morales de conducta. En ella se proclamaba que sus miembros, independientemente de la religión que profesen, deben creer en un ser supremo, a quien llaman Gran Arquitecto del Universo. De igual forma, se afirma que en el seno de las Logias no se admitirían «ateos estúpidos», «esclavos, mujeres y hombres inmorales». Finalmente, decretaba que dicho documento no podría ser modificado nunca.

Diferentes cofradías comienzan a asociarse en las naciones de Europa y adoptan esta Constituciones. Crean a su vez otras Grandes Logias autónomas y, de este modo la masonería moderna, heredera de la Masonería Operativa, se difunde en países como Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, entre otros.

La Masonería francesa critica la monarquía, promueve una conciencia laicista y reclama por la creación de derechos para los ciudadanos. Empapada de ideas revolucionarias, la Masonería francesa rompe lazos con la inglesa: abandona el deísmo y deja que sus logias puedan invocar o no al Gran Arquitecto del Universo en sus ceremonias.

Así mismo, proclama que “la masonería contempla la libertad de conciencia como un derecho propio de cada hombre y no excluye a persona alguna por sus creencias”. Detrás de dicha formulación cualquiera podía intuir que las logias se estaban llenando de hermanos partidarios de la separación entre Iglesia y Estado, para la cual es premisa fundamental la libertad de cultos.

La Revolución Francesa impulsa a la Masonería hacia el librepensamiento, la aconfesionalidad y la libertad absoluta de creencias. Esta división entre la Masonería liberal, de origen francés, y la Masonería teísta, de origen anglosajón, ha permanecido hasta nuestros días.

Esta sería la primera de una serie de vanguardias que impulsan la Masonería hacia un pensamiento más humanista, democrático y más cercana a los ideales revolucionarios de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Con el surgimiento de la III República, la Francmasonería se lanzó con vigor a colaborar en su consolidación, con lo cual los masones en Francia adquirían cierto liderazgo, encontraban eco a sus ideas, cobraban cada vez mayor protagonismo social y se preparaban para los cambios necesarios tras la caída del imperio napoleónico.

IV. ORÍGENES DE LE DROIT HUMAIN

María DERAISMES -periodista, militante de los Derechos de la mujer y del niño- y el Doctor Georges MARTIN – Senador y Consejero General– realizaron campañas a favor de los derechos políticos y civiles de las mujeres, de la defensa de los derechos de los niños oprimidos y desdichados, en contra de la intolerancia clerical y también por establecer una escuela neutra, respetuosa de las ideas de cada uno.

María DERAISMES fue iniciada el 14 de enero de 1882, en la Logia “Les Libres Penseurs” de Pecq, pequeña ciudad al oeste de París. Fue la primera mujer en ser recibida en la francmasonería y simboliza la igualdad iniciática.

Once años más tarde, el 4 de abril de 1893, María DERAISMES y Georges MARTIN, masón de renombre, crearon, en París, el primer Taller Mixto. De esta Logia Madre nacerá la Gran Logia Simbólica Escocesa “Le Droit Humain”, que establece la igualdad entre el hombre y la mujer.

María DERAISMES fallece el 6 de febrero de 1894. La tarea de organización y de desarrollo de “Le Droit Humain” corresponderá al Doctor MARTIN, Consejero Municipal de París, quien fue posteriormente Presidente del Consejo General del Sena.

La enérgica voluntad del Georges. MARTIN lo hará situarse más allá de las fronteras, de las etnias, de las culturas y de las religiones. Muy pronto creará Talleres fuera de Francia, en Suiza e Inglaterra. La Orden se expandió en Europa antes de hacerlo en otras partes del mundo.

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