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EL DÍA QUE ESTREMECIÓ AL MUNDO

El seis de agosto de 1945, a las 8:45 a.m., Little boy, la primer bomba atómica usada sobre civiles, cayó sobre la ciudad nipona de Hiroshima. La explosión quitó la vida a 100.000 personas en 9 segundos. Esta fecha enluta al mundo y nos enseña que los alcances de la ciencia, la evolución de nuestra tecnología, puede mejorar nuestra calidad de vida o destruir la humanidad. Desafortunadamente, el 6 de agosto de 1945 la ciencia, aquel fortín de nuestro conocimiento, nos arrancó la dignidad como especie y dejó una marca que aún permanece abierta, pues algunos países como Russia, Irán, Corea del Norte, Estados Unidos, entre otros, continúan desarrollando armas cuyo potencial nuclear tiene la facultad de arrasarlo todo.

 «Toda posible ventaja militar que Estados Unidos pudiese conseguir con las armas nucleares quedará totalmente oscurecida por las pérdidas psicológicas y políticas, así como por los daños causados al prestigio del país. Podría incluso provocar una carrera armamentística mundial».

Albert Einstein

El poder nos hace frágiles. La máxima: «No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti» parece sucumbir ante la ceguera de la voluntad marchita por la fuerza. Los EE.UU. querían desaparecer una ciudad completa y demostrar al mundo su poder avasallador. Si bien, las bombas atómicas pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial, no podremos nunca calcular el precio que pagamos como especie. La bomba atómica no sólo arrebató miles de vidas en un instante, dio oscuridad a la ciencia, a nuestra herramienta proteica, a la promesa de encontrar la luz a través del conocimiento.

Después de 74 años de la gran explosión, la bomba puso fin a la guerra pero la humanidad sueña todavía con la restitución de la Paz. Los medios deben ser proporcionales a los fines que se pretenden alcanzar. Solo la construcción de la Paz nos dará la Paz. Nuestro compromiso para construir una Humanidad fraternalmente organizada nos exige proclamar que las factorías de armas, de bombas, de todo aquello que nos arrebata nuestra dignidad, suspendan su producción. Busquemos a través de la educación, el arte y la cultura el ideal de Libertad, Igualdad y Fraternidad, y juntos, sin importar nuestra filiación política, credo, sexo, raza, caminemos hacia un futuro en el que la armonía reine sobre la tierra.

Fraternalmente,

V.·. M.·.

R.·. L.·. 2026 Estrella de Thoreau

Or.·. de Medellín